14 . SEPTIEMBRE . 2003. Domingo.
CANFRANC ESTACIÓN. Despedida a las 12:00 y a pedalear. Llego a
JACA a las 13:00.
JACA. Llego
a la Iglesia
de Santiago, que está cerrada. Abren a las 18:00, según la señora que despacha
en la tienda de golosinas. Paseo por JACA, por el casco antiguo. Veo la Catedral , con santos de
piedra en su pórtico. En la
Ciudadela , un hombre me explica que la construyó Felipe II en
el antiguo barrio árabe. Pertenece al ejército. Por fuera es muy bonita pero no
dejan entrar, solo visitas de grupos concertados.
Saliendo de Canfranc a la aventura |
En la tienda de alimentación de la calle
Mayor venden espárragos “Cojonudos”, esto me hace gracia. Compro salchichón,
patatas fritas, pan y manzanas. Otro paseíto y como a las 14:00.
Desde las 14:30 hasta las 16:30 lo paso
leyendo “El camino del corazón”, de Sánchez Dragó, a la sombra de una arboleda.
A las 16:30 vuelvo a la Iglesia de Santiago, donde
sigo leyendo hasta que abren, cuarenta y cinco minutos después.
A los quince minutos aparece un cura
joven, atractivo, amabilísimo, que me proporciona la “credencial” y me asesora
sobre la primera etapa. El hombre alucina cuando le cuento que calculo
pernoctar en ARTIEDA. Me despido y me desea buen viaje.
Salgo de JACA. El tiempo es buenísimo. Son
casi las seis. La carretera es muy buena. Llego al desvío de “San Juan de la Peña ” y “Santa Cruz de la Serós ”. Decido visitar el
monasterio de San Juan de la Peña ,
e inicio la penosa subida. Pero cuando llevo un rato subiendo con gran esfuerzo
por la carretera me encuentro un grupo de seis o siete peregrinos que me
avisan: el monasterio cierra a las siete. Son las seis y cuarto. Les digo que
lo voy a intentar y se deshacen en elogios y palabras de ánimo. Llego al pueblo
a las seis y media y compruebo que el camino al monasterio es una cuesta de las
del tipo pared, así que desisto de mi idea. Ahora comprendo al grupo de
peregrinos que se habían sorprendido tanto de que fuera a intentarlo. Me doy la
vuelta y bajo hasta la general todo cuesta abajo. Gozada total. Sigo mi camino.
El sol está ya bajo. Por un momento, la carretera se desvía del camino. Paso
Santa Cilia, Berdún y un desvío a Martes. Después la carretera es larga, con
algunas cuestas arriba y buenos trozos de cuesta abajo y llanos. En el último
momento un poco desesperado porque no se ve ningún pueblo ni ninguna referencia
a Santiago de Compostela. Hace mucho que no veo las señales de la D.G .T. con el anagrama de la
concha de peregrinos.
Bajando a toda caña de San Juan de la Peña |
Por fin, agotado de pedalear a toda
castaña, veo la señalización a ARTIEDA y se me abre el cielo. Desde el desvió
en la general hay 4
kilómetros de cuesta matadora. Los últimos quinientos
metros los hago a pie, oscurecido ya. ARTIEDA está en un alto. Llego jadeando y
sudando y enseguida veo el cartel de madera del albergue. Yupi!! A la puerta
del albergue veo tres bicicletas aparcadas, que claramente perteneces a tres
peregrinos como yo. Aparco mi bici y entro. Me recibe una chica encantadora y
además muy guapa, que me ofrece una habitación muy calentita y me informa de
todo. Muy amable. Así que subo, dejo las cosas y bajo a cenar pues por lo que
se ve he llegado en el momento idóneo. Hay menestra de verdura, pescado con patatas
y yogur. Pan y vino. Conmigo cenan otras cinco peregrinas: dos alemanas, dos
brasileñas y una madrileña.
Después de cenar me ducho, me cambio de
ropa y me voy a tomar un café al bar del pueblo en donde unos parroquianos ven
el fútbol. El pueblo es precioso, todo ello de piedra. En el bar los
parroquianos son como una familia. Ellos mismos entran a la barra y se sirven
lo que quieren. Me tomo un café solo y dos botellines. Charlo un rato con el
chaval que me cobra, que igual no es ni del negocio, y vuelvo al albergue donde
la chica guapa, su novio y su madre ven la tele en el comedor. Charlo un rato
con ellos, son muy majos. Me explican itinerarios, excursiones y me ponen al
día sobre el tema de YESA, un pueblo cerrado por la construcción de una presa
con la que nadie de la zona está a favor. Después subo a la habitación, escribo
un rato y ojeo la guía para preparar la ruta del día siguiente. Después llamo
por teléfono a J. Por algún motivo que desconozco, la habitación está muuuuy
caliente. La habitación arde y yo duermo desnudo sobre el colchón y la ventana
abierta, soñando con la hospitalera. ¡YESA NO!
Parada de descanso con Berdún a lo lejos |
Muy buenos todos.
ResponderEliminarY también el texto
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