17 . SEPTIEMBRE . 2013. Miércoles.
LOS ARCOS . Como siempre, me levanto el último, después
de aguantar el parloteo de los guiris. Encuentro una nota encima del pantalón
que dice “Tim. Bueno camino. Have a good
day”
Se ve que alguien me ha
confundido, pero se agradece el apoyo moral. Monto las alforjas y me dirijo a
la plaza, donde desayuno café con leche y dos donuts. Emprendo el camino y tomo
la cuesta hacia LOGROÑO.
Paro en el primer pueblo que encuentro,
SANSOL, para ver la Iglesia ,
que como de costumbre sobresale de entre el resto de construcciones. Casitas
miserables alrededor de majestuosas iglesias. La Iglesia es impresionante,
de sillares perfectos, como he visto en otros pueblos.
Llega el camión-pescadería ambulante. Las
vecinas ya lo esperaban.
Sigo mi camino y llego hasta VIANA. Hay
una amplia subida. Las calles son de piedra, muy bonitas. La Iglesia despampanante, con
portada renacentista. Están de fiestas. Hay gigantes y cabezudos, lanzamiento
de cohetes que al estallar dejan caer caramelos. Los niños corriendo se pelean
por cogerlos. Compro una baguette de pan, y a la salida del pueblo le compro
una cerveza a un parroquiano y me hago un bocata güenísimo con jamón,
salchichón y queso, todos los restos que me quedaban. Me lo como en una sombra.
Dulce llegada a Logroño |
Prosigo el camino y ya no paro hasta
LOGROÑO, que queda bastante cerca. Como a cuatro kilómetros de LOGROÑO el
camino se hace de asfalto rojo y muy liso. No hay coches, es cuesta abajo y es
una gozada circular así. Habría que darle un premio al que planificó esta
entrada a la ciudad para los peregrinos. A mitad de camino, a la derecha, está
la casa de la señora Felisa. Me percato y paro precipitadamente, con gran
estruendo de frenos, para sellar la credencial. Felisa sorprendida me pregunta
algunas cosas, de qué albergue vengo, de donde soy… Se despide cariñosamente. Muy buena mujer, Felisa.
El cortijo de Doña Felisa |
Llego a LOGROÑO y deambulo por las calles antiguas. En un
parque con la estatua de Espartero descanso. Compro una baguette, un sobre con
lomo y dos cervezas. Me bebo las birras mientras escribo, pues lo que se dice
hambre no tengo. A las dos sigo mi camino, porque el asfalto engancha. Paso por
el albergue de LOGROÑO a sellar, y el hospitalero se sorprende mucho al leer mi
nombre. Me pregunta si estoy contento con él. Respondo que sí, que es un nombre
original, que yo lo que no quisiera sería llamarme Juan Carlos o José. Resulta
que el hombre se llama como yo, y me cuenta lo mal que lo pasaba hace años,
cuando ligaba con las chicas. Charlamos un rato y prosigo mi camino.
Me dirijo al parque grande que hay cerca
de la Rúa Vieja. Es un parque muy grande. Es precioso. Me hago un bocata de
lomo y me echo un rato. Después termino de leer “El camino del corazón” y
hubiera seguido más tiempo allí si los personajes que pululaban a mi alrededor
no me hubieran dado muy mala espina. Llevan escrito en la cara que son los
manguis de la zona y prefiero no tentar a la suerte. Me pongo en camino
siguiendo la Rúa Vieja y haciendo algunas fotos.
Logroño. Calle Marques de Murrieta |
Logroño. Iglesia |
Salgo de LOGROÑO y llego a un cruce. Cojo
la autovía en dirección a BURGOS, pasando de las señales del camino que me lo
prohíben. El calor es insoportable. En una gasolinera que me sale al paso
compro un batido de chocolate que me bebo de un trago. Por fin llego a NAVARRETE.
Es un bonito pueblo y hago la correspondiente visita. Busco el cementerio para
ver su famosa entrada y el relieve dedicado a una peregrina muerta en
accidente:
Peregrino, reza una
oración en memoria de
Alice de Graemer, que
falleció el 3.7.1986
mientras peregrinaba
a Santiago de Compostela
y en recuerdo de
todos los peregrinos jacobeos
que han muerto en el
Camino de Santiago
De nuevo en camino, llego a Nájera bajo un
sol de “injusticia”. Tras la visita de rigor, sello la credencial en el Monasterio
de Santa María la Real. El
hospitalero dice que llegaré en seguida a SANTO DOMINGO DE LA CALZADA , pero aún me
quedaba lo mío.
Iglesia de Navarrete |
Monumento a Alice de Graemer |
Pasaje en Navarrete |
Angelotes descabezados en Cementerio de Navarrete |
Capitel con hojas de acanto en cementerio |
Cuando llego son casi las ocho. Voy al
albergue y lo único que les queda es una tabla y una manta para dormir, que acepto
encantado. Es gratis. Aunque lo habitual es dejar unas monedas, no dejo nada
porque no llevo nada suelto. Me doy una ducha y voy a cenar. Antes compro una
postal y un sello, y me tomo un par de birras. Ceno lentejas y filete de
ternera con patatas rechonchas por siete cincuenta. Vuelvo al albergue justo
antes de que me cierren y preparo mi saco y mi manta. A mi lado se acuesta una
chica que es de Pamplona. Charlamos cuatro palabras. La muchacha está como un
queso.
Varias veces se enciende la luz y se
vuelve a apagar antes de quedarme dormido.