domingo, 27 de noviembre de 2016

CAMINO DE SANTIAGO EN BICI. DIA 6

19 DE SEPTIEMBRE DE 2003. Viernes.

SANTA MARÍA DE TAJADURA.- Me despierto al amanecer desorientado, sin saber qué hago durmiendo sobre un montón de paja. Cuando me he ubicado, sigo dormitando hasta que escucho a Alain trastear y a Pi meneando el rabo a su alrededor. Pi es su perra y a todas partes van juntos. Es de raza indefinida, tamaño medio y manchas negras y blancas.
     Como no tiene baño, hago mis necesidades detrás de la casa, tras unas zarzas. En el bar del pueblo tomamos café, y en los lavabos aprovecho para quitarme las legañas con un chorrillo de agua.

      Luego, en su landrover nos vamos los tres a BURGOS, y allí Alain hace recados. Más tarde vamos a otro pueblo cercano donde está construyendo una especie de pórtico de madera. Charlamos con el dueño de la casa, que alaba a Alain por su habilidad como artesano. Este parece no escucharle siquiera, es muy parco en conversación. Descargamos unas vigas que hemos llevado en el remolque. De nuevo en su casa le ayudo a hacer cosas con su toro mecánico, un enorme y blanco cacharro, viejo pero potente, con el que remueve maderas, fardos de paja y toda clase de mierda de otra vivienda medio derruida que tiene enfrente de su taller. A las dos dejamos la faena y nos vamos a comer al pueblo de al lado. Le invito a comer y charlamos sobre su vida en España y su trabajo. Me cuenta que estudió ebanistería en Bélgica y cómo se gana la vida.

Desperezándome después de una noche de sueño profundo

Retrato de Alain 

Retrato de Pí

Vistas de casas de Santa María de Tajadura, el landrover, el remolque y Pí

A la izquierda la casa de Alain y al fondo el toro mecánico
     El menú está muy bueno y muy bien de precio. Después de unos cafés sube la bici al landrover  y me acerca hasta el cruce con el camino general, y allí nos despedimos.
     Comienzo a pedalear por una carretera recta y llana que no se termina nunca, con árboles en sus márgenes. Paso un par de poblachos y llego por fin a CASTROJÉRIZ. Subo al pueblo y llego al albergue con la intención de sellar la credencial. Una hospitalera guiri me pone el sello y charlamos brevemente. Después una abuelilla me agarra de la mano y me lleva a visitar la Iglesia, grande y majestuosa como siempre. Me da que es la beata del pueblo. Pero es entrañable y yo disimulo mi agnosticismo. Tras la visita turística, de unos veinte minutos, vuelvo al asfalto. De nuevo una carretera liiiiiiiisa y recta, con paisaje monótono. A mitad de camino entro a BOADILLA DEL CAMINO, donde me bebo una lata enfrente del “Rollo de Justicia”. Tomo algunas fotos, pero aparte de este Rollo y la súper Iglesia de rigor, el pueblo no tiene nada de particular. Continúo viaje y enseguida llego a FROMISTA.
     Cuando llego al albergue de FROMISTA me llevo un gran susto porque busco y rebusco la credencial y no la encuentro. Se lo digo al hospitalero que me da un número de teléfono para que llame al albergue de CASTROJERIZ, donde por cierto no me lo descuelga nadie. Me invade el pánico pues creo que tendré que volverme si es que me la he olvidado allí. Por fin aparece en un bolsillo, toda sudada. El alivio es grande. Sello, me ducho y salgo a pasear. Compro chorizo, uvas y pan, y camino por el villorrio, que dispone de nada menos que tres espectaculares iglesias. Telefoneo, leo y a las diez cierran el albergue. Sigo leyendo hasta las once y charlo un rato con la hospitalera, de mediana edad. Más bien ella habla y yo asiento. 

Tratando de engatusar a un perrillo en Boadilla del Camino

Consultando la guía de viaje y el mapa a cada rato

De paso por Boadilla del Camino, con su Iglesia y su Rollo de la Justicia
     Me acuesto, pero no puedo dormir. Respiraciones de todo tipo. Me levanto en gayumbos al baño. Vuelvo a la cama y de nuevo el insomnio. La oscuridad es total. De pronto, una chica que está acostada dos metros más allá empieza a lanzar suspiros suaves, que en el silencio de la noche van incrementando el ritmo regularmente hasta alcanzar un clímax. Yo alucino por momentos. Entonces empiezo a imaginarme toda clase de escenas tórridas. Sube la temperatura y yo allí en la quietud de la noche empiezo a imitarla de modo febril, intentando no hacer ruido ninguno y rodeado de gente que duerme. Unos roncan y otros no. Cuando estoy a punto de estallar, salgo al baño y me descargo. Vuelvo a la cama.
     Por fin, sobre las tres, me duermo.

Arcada y gárgolas en FROMISTA

Una paloma bebe del chorrillo de la fuente de San Telmo en FROMISTA

Dos gorriones bebiendo en la fuente de San Telmo en FROMISTA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LOS BERNIMANES

 Amigos, vuestras neveras están tristes. Sus pálidas puertas necesitan color, expresión, ideales y algo que os recuerde por lo que merece la...